sábado, 4 de marzo de 2017

Teoría de la no directividad centrada en el cliente

➤ El psicólogo Carl R. Rogers (1902-1987) propuso que todos desarrollamos nuestra personalidad en función de metas; dice que todo organismo nace con ciertas capacidades o potencialidades innatas, "una especie de sello genético, al cual se le agrega sustancia conforme avanza la vida", por lo cual el objetivo de la vida es satisfacer ésta especie de proyecto genético, para convertirnos así convertirnos en la mejor versión de lo que cada uno de nosotros somos capaces de ser. Lo anterior mencionado es lo que Rogers llamó: tendencia hacia la "realización".

La "tendencia a la autorrealización" es nuestra propia imagen o autoconcepto consciente de lo que se es y de lo que se quiere llegar a ser. Cuando las capacidades innatas y éstas imágenes que tenemos de nosotros mismos son muy parecidas es probable que nos convirtamos en lo que Rogers denominó: "persona plena", "cada vez más deseosas de convertirse, con más seguridad, y profundidad, en lo que realmente deben ser". (Rogers, 1961).

Y así, con estos conceptos es que Rogers desarrolla su teoría de la personalidad centrada en el concepto de sí mismo como núcleo de la personalidad, diciendo "todos necesitamos encontrar nuestro yo real para llegar a ser tal persona, y así poder aceptar y valorar lo que somos". Y para esto es necesario encontrar en el "cliente" los siguientes tres conceptos:

Coherencia: continuidad armónica entre vivencia, consciencia, comunicación y conducta. En otras palabras, la persona tiene que decir lo que realmente siente, se tiene que dar cuenta por qué lo dice y además se tiene que comportar como tal.

Aceptación: que el cliente se acepte, no se minimice, reconozca sus triunfos y fracasos.

Empatía: ubicarse en la posición del otro para percibir la situación tal y cómo el otro lo hace (sin caer en la involucración emocional.




Referencias:
Grados, J. y Sánchez E. (2007). La entrevista en las organizaciones segunda edición. D.F., México: El Manual Moderno.


jueves, 2 de marzo de 2017

La Tercera Fuerza: el lugar de la psicología humanista

➤ Actualmente existe una amplia diversidad de teorías y modelos psicológicos y de entre todos ellos logran resaltar tres corrientes psicológicas principalmente, una de ellas es la psicología humanista, también conocida como la Tercera Fuerza, junto al Psicoanálisis y el Conductismo y destaca justamente por sus argumentos en oposición a éstas dos.

La psicología humanista comienza a desarrollarse en 1960 como un movimiento cognitivo y está en contra de las teorías que definen al hombre cómo producto de su ambiente o a merced de su propio inconsciente, mientras que destaca los siguientes preceptos:

  1. La importancia se le asigna al individuo, el ser humano, en cuanto persona, supera la suma de sus partes.
  2. La existencia del ser humano está siempre ligada a relaciones interhumanas.
  3. Se hace hincapié en la experiencia consciente, pues es una característica del ser humano y es la base para la comprensión humana.
  4. El ser humano está en situación de elegir y decidir, y puede mediante sus decisiones activas variar su situación de vida, de ahí la importancia de la libertad personal, el libre albedrío, la creatividad individual y la espontaneidad.
  5. El ser humano está orientado hacia una meta.
  6. Se pone énfasis en lo relacionado con la naturaleza humana.

Las raíces del movimiento humanista fueron William James, la teoría de la Gestalt, Alfred Adler, Carl Jung, Karen Horney, Erik Erikson y Gordon Allport, aunque también toma conceptos de la Fenomenología (escuela filosófica precursora de la Gestalt que por el análisis de los fenómenos observables da una explicación del ser y de la consciencia).


Por tal motivo su perspectiva fenomenológica es más amplia y considera al Conductismo muy limitado al reducir al ser humano a la condición de una máquina programable. También considera al Psicoanálisis Freudiano determinista y degradante al explicar la mente normal a partir de las psicopatologías y al poner énfasis en todos los aspectos negativos de la naturaleza humana tales como: el sufrimiento, los celos, el odio, el temor, el egoísmo y el narcisismo.


En la psicología humanista se destaca la salud mental y los atributos positivos de ésta como la felicidad, la satisfacción, el éxtasis, la amabilidad, la generosidad y el afecto. De la Gestalt hereda el estudiar al ser humano como un todo y los fenómenos psíquicos tal y como se presentan. También se analiza la percepción, la asociación y el juicio.


Estudia lo que significa el existir como ser humano integrando todos los aspectos del individuo para llegar a lo que realmente es. Rescata la individualidad de la persona tomando en cuenta que la persona siempre está en constante evolución y desarrollo, alejando así el determinismo y el reduccionismo. No se busca un por qué, sino un para qué de la vida de las personas.



Referencias:
Quitman H. (1989). Psicología Humanística. Barcelona: Herder.


miércoles, 1 de marzo de 2017

La motivación

➤ Como bien sabemos es tarea de la psicología estudiar los motivos que hacen mover y actuar al individuo, en ésta entrada se intentará esclarecer el concepto de motivación, pero, claro, visto desde la perspectiva de la teoría humanista.


La motivación generalmente se define como un estado interno que activa, dirige y mantiene el comportamiento. Según las múltiples teorías psicológicas la motivación tiene dos posibles orígenes, cuando se trata de desafíos e intereses propios la motivación es intrínseca, mientras que cuando se hacen las cosas por evitar un castigo o para obtener recompensas, es un claro ejemplo de motivación extrínseca.

Los enfoques humanistas sobre la motivación hacen hincapié en las fuentes intrínsecas de la motivación como las necesidades de "autorrealización" (Maslow, 1968, 1970), la "tendencia a la autorrealización" innata (Rogers y Freiberg, 1994) o la necesidad de "autodeterminación" (Deci, Vallerand, Pelletier y Ryan, 1991).

La teoría humanista toma en cuenta los factores socioculturales y la subjetividad del individuo para integrar estos en sí mismo y así plantear sus propias metas personales. Desde ésta perspectiva motivar significa activar los recursos internos de la gente: su sentido de competencia, autoestima, autonomía y autorrealización.




Referencias:
Mankeliunas, M. (2003). Psicología de la motivación, México: Trillas.