➤ Por ahora tengo pensado que ésta será la última entrada que haga al blog. Si en un futuro tengo más información que pudiera servir y aportar a la ya posteada intentaré publicarla, pero, por ahora pretendo que ésta entrada sirva para evaluar y reconocer las aportaciones positivas de la corriente humanista a la psicología.
Como ya se ha mencionado a lo largo de las anteriores entradas del blog, la psicología humanista surge como un "movimiento de protesta en contra del conductismo y el psicoanálisis". (Hergenhahn, 2011). Algunos psicólogos estaban inconformes pues señalaban que "el conductismo se concentraba en tipos de conductas triviales y omitía o minimizaba los procesos mentales y emocionales que hacen únicos a los seres humanos". (Hergenhahn, 2011). Y otros tantos criticaban al psicoanálisis pues consideraban "se enfocaba en los individuos anormales, y hacía hincapié en la motivación inconsciente o sexual" (Hergenhahn, 2011). por lo tanto olvidaba a las personas sanas y también omitía a quienes sus principales motivaciones incluían "el crecimiento personal y el mejoramiento social". (Hergenhahn, 2011).
Y no sólo eso, los psicólogos humanistas también criticaban a la psicología científica en general, puesto que consideraban que el ser humano no se podía estudiar con la rigidez con la que se estudian las ciencias físicas "al asumir el determinismo y buscar la legitimidad de distintas clases de eventos". (Hergenhahn, 2011). Y también dejaba fuera de su análisis muchas cualidades humanas esenciales "debido a la dificultad que entrañaba evaluarlos. Procesos como el de la voluntad, la valoración y la búsqueda de significado son ejemplos de tales atributos, al igual que emociones como el amor, la culpa, el desaliento, la felicidad y la esperanza" (Hergenhahn, 2011).
A pesar de estar en contra en muchos de los preceptos de las demás corrientes psicológicas, los humanistas no niegan que hayan ayudado a la comprensión del ser humano. "Por el contrario, lo que han hecho es afirmar que el conductismo y el psicoanálisis sólo explican una parte del asunto, y que quizá ciertos atributos humanos importantes no pueden ser analizados por medio de los métodos y supuestos tradicionales de la ciencia" (Hergenhahn, 2011). Lo que plantea el humanismo es que si los métodos son ineficaces para estudiar ciertos aspectos de la naturaleza humana, hay que cambiar los métodos.
"La expansión del dominio de la psicología constituye la principal aportación de la psicología humanista" (Hergenhahn, 2011). El humanismo como corriente no niega los descubrimientos de las demás ideologías psicológicas sobre "cómo aprenden, piensan y maduran biológica e intelectualmente las personas" (Hergenhahn, 2011). sino que ahora se centra en sus "metas futuras, y por qué ríen, lloran y dan sentido a sus vidas" (Hergenhahn, 2011). las personas.
Y como en un principio vimos todas las corrientes e ideologías que le dieron forma al humanismo, el humanismo también ha servido para dar vida a una nueva y moderna corriente psicológica, la llamada psicología positiva. La psicología positiva no se dedica al estudio de enfermedades o patologías, sino que su análisis se centra en el estudio de fortalezas y virtudes. Y su tratamiento no sólo intenta reparar lo que no funciona adecuadamente, también se enfoca en cultivar lo mejor que tienen las personas. Su visión de psicología no sólo se enfoca en la enfermedad y en la salud; es algo mucho más grande que eso y tiene que ver con el trabajo, la educación, el entendimiento, el amor, el crecimiento y el juego. El trabajo de la psicología positiva está basado en adaptaciones del método científico a los problemas singulares y no en el pensamiento idealista, la fe, el engaño, a uno mismo o la superficialidad.
Lo último parece denotar que si no puede seguir creciendo en base a sus sustentos teóricos o sus tratamientos, la psicología humanista podría encontrar en la psicología positiva una excelente corriente heredera o inclusive podría servir para una posible unificación tal fue el caso y acierto de la ahora llamada psicología cognitiva-conductual.
Referencias:
Hergenhahn, B. (2011). Introducción a la historia de la psicología, México: Cengage Learning.
Y no sólo eso, los psicólogos humanistas también criticaban a la psicología científica en general, puesto que consideraban que el ser humano no se podía estudiar con la rigidez con la que se estudian las ciencias físicas "al asumir el determinismo y buscar la legitimidad de distintas clases de eventos". (Hergenhahn, 2011). Y también dejaba fuera de su análisis muchas cualidades humanas esenciales "debido a la dificultad que entrañaba evaluarlos. Procesos como el de la voluntad, la valoración y la búsqueda de significado son ejemplos de tales atributos, al igual que emociones como el amor, la culpa, el desaliento, la felicidad y la esperanza" (Hergenhahn, 2011).
"La expansión del dominio de la psicología constituye la principal aportación de la psicología humanista" (Hergenhahn, 2011). El humanismo como corriente no niega los descubrimientos de las demás ideologías psicológicas sobre "cómo aprenden, piensan y maduran biológica e intelectualmente las personas" (Hergenhahn, 2011). sino que ahora se centra en sus "metas futuras, y por qué ríen, lloran y dan sentido a sus vidas" (Hergenhahn, 2011). las personas.
Y como en un principio vimos todas las corrientes e ideologías que le dieron forma al humanismo, el humanismo también ha servido para dar vida a una nueva y moderna corriente psicológica, la llamada psicología positiva. La psicología positiva no se dedica al estudio de enfermedades o patologías, sino que su análisis se centra en el estudio de fortalezas y virtudes. Y su tratamiento no sólo intenta reparar lo que no funciona adecuadamente, también se enfoca en cultivar lo mejor que tienen las personas. Su visión de psicología no sólo se enfoca en la enfermedad y en la salud; es algo mucho más grande que eso y tiene que ver con el trabajo, la educación, el entendimiento, el amor, el crecimiento y el juego. El trabajo de la psicología positiva está basado en adaptaciones del método científico a los problemas singulares y no en el pensamiento idealista, la fe, el engaño, a uno mismo o la superficialidad.
Referencias:
Hergenhahn, B. (2011). Introducción a la historia de la psicología, México: Cengage Learning.